En 1.868, según cuenta Don Braulio
Santamaría en su obra Huelva y la Rábida, se introduce en la provincia el eucaliptus
y que tan gran extensión ocupará su repoblación en el término de Calañas.
En éste año se hace una petición para atender espiritualmente a los
habitantes de los poblados mineros y se
relacionan los siguientes establecimientos: Los Silos de Calañas (al
sitio Los Barrancos, a una legua de la Parroquia y su representante es don
Ildefonso Sebri), Piedras Albas ( al sitio de Valderreina, a legua y
media de la Parroquia y su encargado es don Cristian Abad), La Coronada y
Sotiel ( a mas de una legua de la Parroquia, propiedad de los Sres Conradi
la 1ª y la 2ª de don Miguel Sánchez Dalp ), Santiago (a seis kilómetros
de distancia y dirigida por don Alberto Wilque ), Peñas Pardas (a cinco
kilómetros de la Parroquia y dirigida por don Antonio Gabriel Morales), El
Asperón (a tres kilómetros de la Parroquia y propiedad de don Juan Salvador
Vázquez), La Novia (en la Dehesa Vieja a tres kilómetros de la Parroquia
y representada por una sociedad de El Alosno) y varias minas de manganeso
distantes uno o dos kilómetros de la Parroquia con pocos operarios (la
Escogida, San Diego y San Joaquin, Apolo, Venus, La Campana)
En 1.880, en febrero se vieron en la
Diputación Provincial las propuestas de Don Diego Bull y don Guillermo Sundheim
para la concesión del ferrocarril de la línea Zafra-Huelva. Se le
concede al Sr Sundheim y el proyecto es conocido por el Ayuntamiento de Calañas
el 226 de septiembre de 1.886, pidiéndose la reordenación del trazado en su
paso por la población.
En 1.883, el día 4 de diciembre se
firma la escritura de venta de terrenos, en los que se incluyen los alrededores
de las Ermitas de la Coronada y España. El vendedor era Don Juan Vélez Baquero
y la compradora la Compañía Sotiel Coronada, con las siguientes
condiciones: “La compradora consiente y se obliga a dejar sembrar y disfrutar a
los ermitaños que en la actualidad son y en adelante fueren de las dichas
ermitas, Virgen de la Coronada y de España, el terreno comprendido en esta
venta conocido con el nombre de cortinales, sin que por ello les exija renta o
alquiler alguno; y cuando no se convenga permitir el dicho usufructo en los
citados cortinales, en todo o en parte, o por cualquier causa o motivo no
fueren susceptible de producir la renta que hoy producen, les abonará en
metálico el mencionado producto en la parte que dejen de utilizarlos..”
En 1.886, el 17 de enero, se conoce el
proyecto del ferrocarril de la línea Mina de Sotiel con la unión, en el
Cuervo, con la de San Juan del Puerto-Buitrón. El 24 de febrero se presentó
el proyecto del ferrocarril La Zarza-Tharsis, quedando conecta la mina
de La Zarza con Huelva. El recorrido, muy accidentado, exigía más de 20 puentes
y pontones, algunos de gran longitud (Tamujoso 123 m, Oraque 119 m, el de la
Pilita 89 m, el puente Cascabelero 136 m y el del Barranco Hondo 83,84 m).
En mayo, se encarga al arquitecto provincial don José Gallego Díaz, el
proyecto del Nuevo Cementerio de Calañas, que irá ubicado en el cercado
de Don Bartolomé Vélez Baquero, junto a la carretera de La Coronada, siendo su
contratista Sebastián Borrero Marroco, y que sería inaugurado el día 1 de
noviembre de 1.889.
En 1.886 a 1.889, la Cuestión de los Humos: Uno de los laboreos a que los minerales se sometían
eran las calcinaciones al aire libre. Formando prismas de unos dos metros de
altura y mas de cincuenta metros cuadrados de superficie, se amontonaba el
mineral para someterlo a combustión lenta. Cada montón podía llegar a las 200
toneladas. Estos montones, llamados teleras, podía estar ardiendo unos cinco o
seis meses. Esta combustión de la pirita cobriza emanaba unos gases sulfurosos
que se extendía por los campos vecinos, destruyendo la agricultura,
perjudicando la ganadería e incluso suponiendo un peligro para la salud
pública. Dos pueblos destacaron por la pugna antihumista: Zalamea y Calañas. El
Alcalde de Calañas de 1.887, dicto un acuerdo prohibiendo las calcinaciones en
La Zarza y Sotiel. En Riotinto se congregó en la Plaza una manifestación de la
Liga antihumos y obreros de empresas mineras que reivindicaban subida salarial.
Frente a los manifestantes se encontraba un destacamento del Ejército que hizo
una descarga de fusilería que, parece ser, ocasionaron unos 45 muertos. Sucedió
esto el 14 de febrero de 1.888. el 29 del mismo mes firmaba la Reina Regente,
Cristina de Hasburgo, un decreto prohibiendo las calcinaciones al aire libre
de minerales sulfurosos (M.Hidalgo Caballero, 1.980).
CALAÑAS, 2014